Voy a meterme por tu boca. Entero y ardiendo.
En tus labios aprenderé el mapa de las estrellas en movimiento
llenas de música y en donde se silencien
construiré mi barca con mi carne rosa de sangre.
Voy a meterme por tu boca. Entero y ardiendo.
No serán las olas traduciendo su lenguaje de manos cortadas
las que interrumpan mi desición de remar
contra la espesa brisa en tus partes más íntimas marinas.
Voy a meterme por tu boca. Entero y ardiendo.
Navegaré. Navegaré.
No daré tiempo a la tarde que cuente sus guitarras
tocadas por ramas caídas del tiempo a quien le duelen los pies
da tanto seguirte con mi corazón en la mano.
Voy a meterme por tu boca. Entero y ardiendo.
Navegaré. Navegaré.
Ya en tus venas ríos aumentando la alegría olor de fruta
cuando los vegetales crezcan antes que mi corazón se agite
en mi pecho amplio como un mar. Navegaré.
Voy a meterme por tu boca. Entero y ardiendo.
Día y noche remaré impulsando por el suspiro del ciruelo en otoño
al sacudir el viento palmeras de la playa triste
y serán tus labios rondines bajo claro de luna.
Voy a meterme por tu boca. Entero y ardiendo.
Llegaré a tu corazón a vivir y enraizarme como árbol
a continuación de la lluvia y su humedad de palabras
en el puerto de la luz que ansío tocar con la yema de mis dedos.
Entero y ardiendo. Voy a meterme por tu boca.